Restauración ambiental | técnicas

Soluciones inspiradas en el diseño de la naturaleza.

Bioingeniería: biorollos

El biorollo es una de las técnicas de restauración ambiental utilizada en la bioingeniería, con el objetivo de estructurar y proteger los márgenes fluviales con poca pendiente o de lagos. En su forma más sencilla, consiste en una manta orgánica enrollada, formada de fibras naturales y, en ocasiones, tierra fértil; en la que se implantan materiales vegetales.
De forma cilíndrica y, normalmente de fibra de coco, el biorollo es sujetado al terreno a través de una red de la misma fibra de coco, o de polipropileno. La estructura aguanta avenidas de agua.
Además, este biorollo puede ser revegetado, lo que indica que ejemplares de diversas especies (normalmente helófitos) han sido implantados en la estructura. Estas unidades provienen de vivero y la vegetación es de tamaño similar, siendo posible incluso la observación de las raíces. Algunos ejemplos de especies de vegetación implantadas en ámbitos mediterráneos, podrían ser Iris pseudacorus, Scirpus holoschaenus o Juncus inlexus.

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Bioingeniería: entramados vivos

Se trata de una técnica en la que sólo se utiliza planta viva, y materiales naturales no elaborados: como troncos, piedras, tierra…; preferiblemente, del ámbito de la obra.

El entramado consta de varios troncos colocados formando una celda tridimensional, que posteriormente es rellenada de tierra. Esta estructura debe estar bien fundamentada, para soportar la carga necesaria.

La zona frontal no debe ser vertical, sino ir a gradiente de pendiente y, estará formada por estacas vivas o plantas de contenedor; las cuales a medida que crecen, van sustituyendo a los troncos, en la función de estabilizar y proteger el talud. Por ello, los troncos utilizados deben ser de especies cuya madera se degrade, de forma suficientemente lenta, como para que la vegetación se establezca y crezca de una forma considerable; como para mantener el talud. Los troncos que cumplen estos requisitos son los de castaño y los de conífera pelada.

En zonas fluviales, o en zonas donde se generen avenidas por fuertes lluvias, se recomienda el entramado doble tipo Krainer; para estabilizar y proteger los márgenes.

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Bioingeniería: fajinas

Las fajinas tienen el objetivo de estabilizar los taludes y márgenes fluviales. Se trata de estructuras cilíndricas con ramas muy delgadas, cruzadas entre ellas y atadas con alambre o cuerda. Éstas, son enterradas en ¾ partes de su volumen, y clavadas con estacas o troncos de madera en el suelo.

Las ramas de las fajinas están vivas y provienen de géneros de vegetación con capacidad de reproducción vegetativa, como pueden ser Salix o Tamarix; lo que provoca que con el tiempo, las ramas broten y la estructura acabe bien fijada en el terreno, por la aparición y crecimiento de las raíces.

Otra función destacable por estas técnicas de restauración ambiental es la reducción de la erosión, ya que una vez instaladas las fajinas, ya actúan como refuerzo del suelo; y esta función aumenta, aún más, cuando la planta se desarrolla.

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Guniverd

Es una de las técnicas de restauración ambiental que se utiliza para la revegetación de taludes, en los que no existe una revegetación potencial de forma natural. Consta de la adición de una gunita vegetal, sobre una malla colocada adosada al talud. La gunita vegetal es un sustrato vegetal, que permite la supervivencia de la vegetación a largo plazo.

La cantidad añadida de gunita vegetal es de un espesor medio de 5 a 10 cm; de espesor suficiente para minimizar la escorrentía, evitar deslizamientos y permitir la germinación de semillas, para la recuperación ambiental del área.
El Guniverd es utilizado principalmente en taludes de fuerte pendiente, donde las hidrosiembras e hidromantas no han sido suficientes.

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Mantas y redes orgánicas

Las mantas y redes orgánicas están formadas por una variedad de fibras degradables orgánicas, que están entre cosidas, pegadas o estructuralmente contenidas entre una o dos geomallas. Las fibras que las componen pueden ser fibras naturales -como por ejemplo de coco-; o sintéticas -como de polipropileno-.

Desde el momento en que se implementan las mallas orgánicas, se traduce en el terreno con la desaparición de la erosión provocada por la lluvia, la nieve, el viento y otros factores antrópicos. Además, la capacidad de infiltración del agua en el terreno aumenta sensiblemente; al igual que también lo hace la capacidad de retención de ésta en el terreno, favoreciendo el desarrollo de la vegetación. Así, se regula la temperatura del suelo y se incorpora materia orgánica al mismo; beneficiando igualmente el desarrollo de la vegetación.

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Geomallas tridimensionales

Las geomallas están formadas por una matriz polimérica, tridimensional, de fibras orgánicas degradables, con materiales naturales o sintéticos. Las fibras naturales están unidas a través de ligaduras o enlazados, y pueden ser de yute, coco o esparto. En cambio, las geomallas de material sintético están fabricadas por un proceso de tejido, pudiendo ser de polipropileno, poliéster o polietileno.

Las geomallas son utilizadas como revestimiento en obras de bioingeniería, siendo un refuerzo estructural y controlando de forma parcial la erosión; creando unos pequeños diques de retención que evitan que la tierra y las semillas sean arrastradas. Además, las geomallas aportan materia orgánica al suelo, consolidan la capa superficial del terreno y; con todo ello, promueven el desarrollo rápido y homogéneo de la vegetación.

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Geoceldas

La técnica de geoceldas comporta el inmediato control de la erosión superficial. Se crea un suelo artificial y se establece la vegetación.
El sistema de geoceldas está constituido por pequeñas celdas tridimensionales, generalmente de polietileno de alta densidad o de poliéster. El sistema de geoceldas está fabricado de forma que, cuando éstas se expanden en forma de acordeón, forman una estructura reticular, de pequeñas celdas, que recuerda a una colmena de abejas. La estructura formada por la geocelda, el material de relleno, el material de fijación y la vegetación, interconectados, les permite funcionar como un tipo de armadura flexible y permanente; similar a la técnica mixta de estabilización del muro de piedra o empedrado.

Esta técnica se emplea con el objetivo de estabilizar taludes, por la creación de muros de contención de tierras y muros verdes, la revegetación de bases y canales y, en el reforzamiento de firmes. Permite incorporar una capa de tierra de recubrimiento en suelos de mala calidad; evitando la erosión y los deslizamientos superficiales. Además, existen diferentes tamaños de geoceldas en el mercado, lo que permite que esta técnica se pueda adaptar a una gran variedad de pendientes y materiales de los taludes.

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Hidrosiembras e hidromantas

La hidrosiembra es una de las técnicas de restauración ambiental que se emplea principalmente en el recubrimiento de taludes y, se basa en la siembra de herbáceas. Consiste en la aplicación de un sistema líquido, impulsado mecánicamente, y proyectado por una manguera; la cual mantiene un microclima idóneo para la conservación de la semilla, posterior germinación y desarrollo final de la misma.

Los efectos más destacados observados, con la aplicación de esta técnica, son la distribución homogénea y rápida de las semillas; lo que favorece la posterior integración en el paisaje del talud, además de evitar la erosión.
A partir de estas hidrosiembras, aparecen las hidromantas, que están formadas por una especie de barro de materiales procesados, que se aplican con un equipo especial, hidráulico o neumático. En éstas, además de los componentes típicos de las hidrosiembras (semillas, abonos, acolchados, fijadores y aditivos), se pueden incluir subproductos de madera, papel reciclado, combinaciones de madera y papel, fibras de algodón y fibras de paja, etc., que disueltos en agua, se proyectan sobre el talud, preparado o no, con técnicas mixtas o combinadas de bioingeniería.

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Deflectores vivos

Los deflectores son estructuras utilizadas para modificar la dirección de un flujo de agua, con el propósito de dar una forma meandriforme al río. Así, la corriente es desviada, dejando un cauce más estrecho y provocando el aumento de la velocidad del agua en el centro. Por contra, en la espalda del deflector se crea una zona de sedimentación.

Esta técnica puede ser realizada con diferentes materiales que se encuentran en la zona, como por ejemplo troncos de salicáceas. Sin embargo, es posible la intervención con deflectores vivos, que consisten en la misma actuación, pero en este caso, añadiendo semillas o vegetación en contenedores, que cuando se desarrollen sustituirán a los troncos en la estabilización del terreno.
Esta técnica permite la protección de los márgenes sometidos a la erosión y, de los taludes fluviales.

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Loricata

El entramado Loricata es una estructura metálica modular, que tiene la función de estabilizar taludes. Consta de un entramado metálico, incrustado en el terreno, que sujeta los troncos frontales. Su funcionalidad comienza desde que esta estructura es instalada y; además, permite el desarrollo de la vegetación entre las diferentes hileras, donde se suelen plantar estacas, plantas de contenedor o fajinas vivas.

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